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¿CÓMO SURGIÓ CANASTAS VERDES?

En el año 2017, en un rincón del territorio Nariñense, germinó una idea que cambiaría la manera en que las familias campesinas se alimentan y producen sus alimentos. Todo comenzó con una preocupación fundamental: la seguridad y soberanía alimentaria. Las huertas familiares, antes dependientes de productos químicos, comenzaron un proceso de transición hacia una producción agroecológica. La meta inicial no era comercializar, sino garantizar una alimentación saludable y sostenible para sus propias familias.

A medida que los resultados se hicieron evidentes, los agricultores expandieron sus huertas, diversificaron su producción y empezaron a generar excedentes para la comercialización. Para el año 2022 y después de un largo recorrido y trabajo, varias fincas empezaron a ser certificadas bajo el sello agroecológico del Sistema Participativo de Garantía SPG, una certificación internacional impulsada por la Red Comparte en distintos países de Latinoamérica. Con esto, se abrió una nueva etapa: conectar la producción agroecológica con canales de consumo responsable en el territorio.

El siguiente paso fue encontrar mercados para los excedentes. Se impulsaron varias estrategias como son: ferias agroecológicas organizadas varias veces al año, la creación de eco tiendas locales en los municipios de Consacá, Yacuanquer, La Florida y Ancuya y también se impuso la creación de la estrategia “Canastas Verdes”, una iniciativa basada en el trabajo colectivo entre la Red de Productores Agroecológicos que impulsaban el SPG en Nariño y que con el pasar del tiempo adoptarían el nombre de Biosurco y un colectivo de consumo responsable de la ciudad de Pasto, inspirados por el modelo de «La Hojita» en Guatemala, que partía de la idea de construir relaciones más justas y solidarias entre compradores urbanos y familias campesinas rurales alrededor de alimentos agroecológicos y orgánicos (cultivados o criados en armonía con los procesos biológicos de la tierra y del ecosistema local).

A finales del año 2022 comenzó el proceso de construcción colectiva, generando acuerdos entre productores y consumidores, sobre la oferta de productos, la periodicidad de la entrega, la forma de entrega y pago, entre otros, se realizaron entonces las primeras giras con el colectivo de consumo para conocer las fincas agroecológicas, permitiéndoles acercarse a los alimentos y conocer de dónde vienen, cómo y quienes los producen, sensibilizándose sobre lo que implica contar con alimentos saludables y el trabajo que hacen las y los productores. 

Conscientes de la competencia, se realizaron análisis de mercado para trabajar en un proceso de precios justos y, finalmente, en enero de 2023, la primera canasta verde vio la luz. Todo el proceso fue manual, pero funcionó sorprendentemente bien. Las primeras canastas de alimentos agroecológicos eran realmente pequeñas y tenían poca diversidad de alimentos, fue necesario infundir la confianza a las familias campesinas de que podían aumentar su producción y diversificar mucho más su huerto, asegurándoles la compra constante y creciente de los alimentos. Hoy en día las canastas verdes contienen más de 30 productos en fresco y 20 transformados. 

Durante el primer año de actividades, año 2023, participaron 15 familias productoras y 15 familias consumidoras, logrando realizar 10 entregas de canastas, que significaron para la red de familias productoras, un ingreso aproximado de 20 millones de pesos en el año.

Para el año 2024 las familias tanto productoras como consumidoras aumentaron a 20, sin embargo, el proceso logístico tuvo grandes retos y contratiempos, que repercutieron en una reducción de los ingresos anuales y la identificación de varios retos a trabajar para el 2025.

Finalmente, la gestión voluntaria y militante por parte de las familias productoras y consumidoras permite cierta independencia de la iniciativa, sin embargo, es un gran reto, la gestión de apoyos externos para funcionar de forma completamente autónoma y sostenible a largo plazo. 

Involucrar a una mayor cantidad y diversidad de familias tanto productoras como consumidoras en Nariño para el escalamiento de Canastas Verdes es un gran reto, sin embargo, hoy en día estamos orgullosas de que más de 20 familias campesinas de cinco municipios de la circunvalar al volcán Galeras y 25 familias consumidoras sean parte de esta gran iniciativa a favor de la agroecología, el consumo responsable y la economía solidaria, a ustedes mil y mil gracias.